06 agosto 2009

Musa // Puerto Melancolia



A
quella noche Tahúr recibió una inesperada visita, como lo había hecho otras veces, ella se asomó por la ventana, le lanzó un beso y una destellante mirada. Tahúr abrió con entusiasmo la puerta, ¡Era su musa!, no entendía como lo había podido encontrar allí, tan lejos de sus murallas… acarició los dedos de Tahúr, lo hizo suavemente, como si estuviera rozando su alma. Entró y se dejó caer sobre la cama y en silencio le susurró una canción. Este, embriagado por la emoción, corrió a por su mochila y de ella sacó un cuaderno, un viejo cuaderno roto por los bordes del que no se podía distinguir un título, comenzó a leer:


Oh musa, mi musa oscura, cada día te anhelo, y cada noche te espero, espero como el más apuesto de los galanes, rocío mi cuerpo con el aroma del tuyo para que vuelvas a llamar a mi puerta. Insignificante, yo ante tu divina presencia. Descubrí que eras codiciada por muchos y odiada por tantos otros, aunque no me sorprendió que la envidia fuera de todos. Tú, bautizada en un ritual de sangre y pasión, me invitas a beber del elixir que contiene el poder de los dioses, nunca comprenderás que vivo entre mortales… A pesar de ello te amo, te adoro, cuando estamos solos, cuando entonas la melodía que a coro murmura el viento pidiendo silencio.”

Una vez más, después de recitarle un fragmento de aquél misterioso cuaderno, Tahúr quedaba plácidamente dormido junto a su musa. Ella, radiante, custodiaba despierta los sueños de Tahúr hasta la llegada del amanecer, para después marcharse tan fugazmente como había aparecido.







*****

Sobre la proa de mi carabela, mirando el horizonte que nunca descubrí, sigo atracado en este puerto de niebla espesa que no me deja ver más allá de los límites de mi barco, siento una fuerza que me impide abandonar este lugar y hunde cada vez mas mi ancla bajo las movedizas arenas del fondo del mar. Cada día repaso sobre el casco de mi navío el nombre de los puertos que coroné, escritos con la tinta que fluye dentro de mí. He estudiado cartas de navegación, he aprendido nuevas lenguas de extraños lugares, rescaté viejas leyendas de libros que perdieron su autor… aun así no he conseguido hallar un nuevo destino.

Después de un tiempo varado sobre estas lánguidas aguas, he decidió que este será mi último escrito desde Puerto Melancolía. Cortaré la cuerda que sujeta mi ancla y mi alma para dejarme deslizar por las inciertas aguas del océano y volver a sentir el viento golpeando en mi rostro.

Mi destino, destino, mi fuerza, viento y marea.


- Cpt. SharpTongue -


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